Cinco meses viviendo y viajando en una furgoneta camper
Noviembre ha sido un mes curioso. Lógicamente ha llegado el frío, de momento no es un problema. Solo me llovió la primera semana del mes, cuando estaba en Gales. Como el pronóstico daba más agua, decidí partir. Tenía que volver a tierra firme, me da miedo estar en una isla tan grande.
¿El destino? Holanda. Hay un ferry muy conveniente que va de Harwick (este de Inglaterra) hasta Rotterdam, donde daban sol todos los días (que al final fueron nubes), así que allí que me fui.
Holanda me encanta, está en el top 3 de mis países favoritos.
Los edificios son una pasada, con unos ventanales gigantes, sin cortinas, como a mi me gusta. Los canales le dan un toque mágico a este país.
La cultura que tienen de la bici es impresionante. No es fácil conducir por allí por la cantidad de cruces que hay, de los que salen bicis y más bicis, ya tuve algún sustillo.
Holanda es de los pocos países de Europa, por los que he viajado, donde puedo comunicarme con el 100% de la gente, aunque algunos tienen un acento bastante difícil de entender.
Lo único que echo en falta, respecto a Reino Unido, son los «narrowboats«. No se por qué pensaba que Holanda, al estar lleno de canales, mucha gente tendría este tipo de barcos, pero no es así. Puedes encontrar muchas casas sobre los canales, pero para mi no es lo mismo.
Holanda es mucho más que Amsterdam
Muchos holandeses me habían dicho que Amsterdam no es para nada lo mejor que puedes ver en el país. Así que en esta visita ni siquiera he estado en la capital. Me imagino que depende de lo que busques también. Si buscas una gran ciudad, noches de fiesta y museos, seguro que Amsterdam es muy buena elección. Pero no es lo que yo estaba buscando.
Los sitios que más me han gustado han sido los pueblos, concretamente Leiden, Groningen, La Haya y Harlem. Todos ellos están llenos de canales y con unas casas alucinantes. Lo que aquí difícilmente encontrarás son turistas.
«Problemas»
Este mes ha sido un mes de problemas. Tuve que reventar una ventana, pinché una rueda, me quedé sin dirección asistida, una cortina cogió fuego… Incluso he pasado miedo por primera vez dentro de la furgoneta.
Vamos que no he estado aburrido. Lo bueno es que ha sido el mes que más he aprendido.
Aquí podéis leer mis reflexiones de los meses anteriores.
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