¿Mala suerte?

¿Mala suerte?

 

Hace un par de días me paso algo inesperado. Estaba aparcado en un bosque cerca de Swansea, Gales. Era de noche y ya  tenía casi todo listo para abrir la cama, leer un poco y acostarme. Pero hubo un cambio de plan.

Salí fuera a hacer pis y al volver a la furgoneta, la puerta no abría. La verdad es que la cerradura de la puerta trasera últimamente no funciona muy allá. Tenía el resto de las puertas cerradas. Curioso, porque casi nunca cierro todas a menos que esté en una ciudad. Me pasé un buen rato intentando abrirla, pero fue imposible.

 

Cuando estuve en Berlín, me deje las llaves dentro pero lo pude solucionar. Tenía la ventanilla un poco bajada, porque era verano y hacía bastante calor. Arranqué el derivabrisas para meter la mano, y con un palo pude levantar el pitorro del pestillo. Fue bastante sencillo.

 

Derivabrisas o deflector de viento.

 

Esta vez revisé toda la furgoneta y no tenía ni una rendija abierta. Incluso me subí al techo para ver si la claraboya estaba ligeramente abierta.

No se me ocurrió otra cosa que buscar una piedra para reventar un cristal. ¿Que hubieseis hecho vosotros?

Pensé en cual sería más fácil de reponer. Y también pensé que si tenía que conducir con el cristal roto, cuál sería el menos inconveniente. Así que elegí el cristal del copiloto.

Antes de hacerlo me acordé de un video que habia visto recientemente en el que un ladrón intenta romper la ventana de un coche con una piedra, pero esta rebota en el cristal y golpea al ladrón fuertemente. Así que en vez de tirar la piedra de forma horizontal la tiré con cierto ángulo. No fue la mejor decisión. Este es el video.

 

 

La piedra era pequeña, así que la lance fuerte. Fue curioso, nunca antes había hecho nada parecido. El cristal se reventó en miles de trocitos enanos.

 

 

Al momento quite algunos cristales y empecé a tapar la ventana con un trozo grande de aislante que tenía en la furgoneta.

Estaba solo, pero justo en ese momento viene alguien con una furgoneta. Yo ya estaba pensando en cómo explicarlo, ya que estaba todo lleno de cristales. Esperaba que no fuese la policía.

Se para al lado mío, con las luces apuntando hacia mi, yo no veía absolutamente nada, y va y me saluda efusivamente.

¿Quien es? Resulta que era Richard. Le conocí en Inglaterra. El inglés que tiene una chimenea en su furgoneta. Os hable de él y os enseñe su super furgoneta hace no mucho. ¡Que casualidad! Sabía que estaba en Gales, ¿Qué probabilidades había de encontrarlo en ese bosque perdido? Alucinante.

Él, majísimo como siempre, me dijo que no me preocupase, que al día siguiente me encontraría una ventana nueva y me ayudará a montarla. Así que me fui a dormir tranquilamente. Tuve suerte de que no hizo nada de frío esa noche. Pude dormir perfectamente., bueno, con los sueños divertidisimos que tengo últimamente.

Al día siguiente Richard llamó a unos cuantos desguaces y a media hora de donde estábamos encontró una ventana.

Mientras tanto yo desmonte la puerta entera y limpie los miles de cristales.


 

Llegué al desguace, cogí la ventana y la puse allí mismo en menos de media hora. También aproveché para forrar la puerta con un aislante térmico.

 

Puerta con la ventana y el aislante térmico.

 

Disfrutando de la ventana instalada.

¡Que mala suerte! Seguro que esto es lo que piensa mucha gente.

Pues para nada estoy de acuerdo. Primero, creo que tuve suerte de que me pasase eso un día seco y con más de 10 grados (hace unos días hizo -1℃ durante la noche). Muy agradecido también de que todo sucediese en medio del bosque y no en una ciudad. Concretamente aquí.

 

Los problemas escuchando el río y con estas vistas, son menos problemas.

 

Que apareciese alguien conocido, me tranquilizase y me ayudase, fue increíble también.

Ese dia estaba anunciado lluvia todo el dia, en cambio durante toda la mañana, no cayó ni una gota, lo que me permitió desmontar la puerta, conducir hasta el desguace (sin ventana) y instalar la ventana nueva sin mojarme ni pasar frío.

Estoy feliz de que me haya pasado esto. He aprendido un montón. Si me preguntas hace 24 horas si me veo capaz de cambiar una ventana  te hubiese contestado con un rotundo no.

Esto me recuerda a cuando tuve problemas mecánicos con mi vieja Volkswagen T3 de 1986. En el momento no te gusta, pero cuando lo arreglas con tus propias manos, te sientes dios.

Los problemas sólo son problemas si los queremos percibir de esa forma.


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