Un paraíso llamado Chile
Artículo escrito por Julio Martínez
(@lamaletadelplaneta)
¿Habéis tenido alguna vez adoración por un país que no habéis visitado?
Pues ese fue mi caso hasta 2018 cuando cumplí uno de mis sueños: viajar a Chile. La suerte me acompañó, ya que por motivos laborales tuve que irme a trabajar a Santiago. Por fin pude conocerlo y, mejor aún, vivir allí me permitió viajar por todo el país.
Entre el desierto, glaciares, el Pacífico y los Andes
El país ofrece oportunidades inmensas para recorrerlo de distintas maneras y si lo visitáis desde muy lejos recomiendo que le dediquéis varias semanas. En mi caso, y como residía en la capital, siempre la usé como “estación base”. Veréis que Chile es un país muy centralizado y desde Santiago salen las principales carreteras así como todas las conexiones aéreas.
Del norte, de todas sus maravillas, me tengo que quedar con dos. La primera de ellas es San Pedro de Atacama; desierto, volcanes y géiseres se enmarcan alrededor de este bello pueblo pintoresco y arenoso. El segundo de ellos es el Valle del Elqui, tierra de la nobel Gabriela Mistral y en el que el misticismo, el yoga y el mindfulness se unen con la Pachamama. Lugares para relajarse y mirar el espacio, ya que la parte septentrional del país, científicamente hablando, alberga la mayoría de los telescopios más importantes del planeta.
Santiago es mucho más que una ciudad. De pasado indígena, pero de influencia europea y aire latinoamericano, la capital se erige como una parada obligatoria. De ella os recomiendo que veáis los principales lugares como son la Plaza de Armas, el Palacio de La Moneda, el Cerro Santa Lucía, el Mercado Central, el barrio Lastarria o el Cerro San Cristóbal. A todos ellos podéis ir andando o en transporte público.
De la parte central del país también recomiendo que vayáis a la ciudad más bella, Valparaíso. Ubicada a una hora y media de Santiago por carretera de peaje, la ciudad porteña se caracteriza por el colorido de sus edificaciones. Allí no pararéis de respirar arte y literatura por todos sus cerros, la parte más bonita de la ciudad y a la que recomiendo que subáis a través de sus famosos ascensores. Si os gusta viajar con libros, sentaos en un banco del Paseo Atkinson y leed mientras contempláis la ciudad, no lo olvidaréis.
Si sois más aventureros, el sur es vuestro destino: territorios como la Araucanía, la Región de los Ríos, Los Lagos o Magallanes y la Antártica chilena os dejarán con la boca abierta. Del primero os recomiendo que vayáis a la zona de Pucón a hacer rafting y a contemplar el volcán Villarrica, de Los Ríos me quedaría con las famosas termas geométricas, una pasarela de madera de medio kilómetro en el que encontraréis decenas de piscinas termales graduadas a distinta temperatura y en pleno bosque araucano, quedaos hasta última hora y bañaos por la noche mirando a las estrellas.
De la Región de Los Lagos tenéis que ir a dos grandes áreas: La primera de ellas está en torno al Lago Llanquihue, Saltos del Petrohué y el Lago de Todos los Santos, estaréis rodeados de volcanes y de aguas bravas. Por otro lado, muy recomendable también es la visita a Chiloé, isla muy cercana al continente en la que tendréis que ver sus famosos palafitos, sus iglesias que son Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y, por supuesto, probar su plato más famoso, el curanto.
Finalmente, no podéis abandonar Chile sin ir a Torres del Paine y Punta Arenas. La Patagonia chilena es de los lugares más espectaculares del continente americano, es tan grande que abarca casi la mitad del país y gran parte de ella se encuentra en estado salvaje.
Posiblemente sean las Torres del Paine y su circuito de trekking “W” lo más famoso de todo el país y es que sus vistas son insuperables. ¿Pero solo naturaleza? No, la perla urbana de la Patagonia se encuentra un poco más al sur, concretamente en pleno estrecho de Magallanes: Punta Arenas. La ciudad se encuentra en periodo de celebración, ya que hace exactamente 500 años, una tripulación hambrienta atravesaba dicho paso conectando el océano Atlántico y Pacífico.
Desde Punta Arenas encontraréis excursiones muy recomendables como son la visita a las pingüineras de la Isla Magdalena o el Fuerte Bulnes, posiblemente el fuerte más austral de todo el planeta.
¿Pero es fácil llegar y alojarse en todos los sitios que he citado?
Respecto a las infraestructuras de transporte, Chile cuenta con una red de autopistas y de aeropuertos de primer orden. No obstante, también os encontraréis con carreteras secundarias no tan buenas e incluso la más famosa de todas ellas, turísticamente hablando, la Carretera Austral, la cual se caracteriza por no estar asfaltada. Una particularidad de Chile es que el sector ferroviario carece de protagonismo mientras que el autobusero goza de una excelente salud.
En cuanto al sector hotelero, Chile lleva años impulsando la actividad turística como motor de crecimiento del país por lo que, en la gran mayoría de lugares de interés, podréis alojaros sin problema. Muchos de ellos conviven en pleno respeto con la naturaleza y es que, en Chile, cada día son más las voces que reclaman cuidados al medio ambiente y, de hecho, el país presidió la Cumbre Mundial del Clima, la Cop 25.
¿Os ha gustado lo que os he contado?
Pues a todo ello añadidle que el país ha sido elegido por quinta vez consecutiva como “Mejor destino de aventura” por los World Travel Awards además de haber sido elegido en 2018 como mejor destino por Lonely Planet. Así que ya sabéis, animaos a cruzar el charco y atravesad la Cordillera, al otro lado está esperándoos el edén, un paraíso llamado Chile y en el que, sus gentes, os harán sentiros como en casa.
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2 comentarios en «Un paraíso llamado Chile»
Me encantó! Julio lo siente porque lo vivió intensamente. Chile era el país más desconocido de Sudamérica. Relatos como éste lo hacen màs interesante para visitarlo,
Qué bueno Alicia!
La verdad es que tengo muchas ganas de viajar a fondo por Chile!