Tener una calefacción o incluso una chimenea, es genial para calentar una furgoneta, pero hay algo que yo he usado mucho más que estos dos primeros métodos para calentarme viajando.

Cuando nos mudamos a vivir a una furgoneta en 2015 en Australia era invierno y hacía mucho frío. Algo que me pareció muy buena idea era comprar unas bolsas de agua para meter bajo las sábanas esas noches de frío.

¡Qué gran invento! ¡Cuánto saben nuestros mayores! Pocas cosas hay tan agradables en una noche de frío como una bolsa de agua caliente.

Si tienes un calentador de agua es muy fácil, en cambio, nosotros hervíamos agua para meterla mediante un embudo. Si hacéis esto último, mucho cuidado. Me he pegado unos buenos quemazos haciendo esto. 

También recomendar ponerle a las bolsas (que suelen ser de plástico grueso) una funda de tela agradable.

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