¿Alguna vez te has despertado en medio de la noche por el viento? O peor aún, ¿no te has podido dormir porque la furgoneta parecía un barco?

Recuerdo muy bien un día que pasé con Adri e Ilaria en el Médano en Tenerife. Cuando llegó la noche, me dijeron que se iban a dormir a otro lugar porque hacía demasiado viento.

Esto me ha pasado más de una vez y me siento muy afortunado porque a mí el movimiento de la furgoneta, a la hora de dormir, me suele tranquilizar.

También deciros que al final, cuando me fui de Tenerife, acabé harto del viento. Sobretodo, porque no podía abrir las puertas para que no diesen un portazo o porque entraba muchísimo polvo al interior de la furgo. Es incómodo.

A pesar de ello, tengo muchísimas ganas de ir a Fuerteventura.

Pero sí que quiero compartir un par de cosas que hago en estos casos.

Lo primero es dormir con tapones. El traqueteo no me molesta, pero el ruido que se cuela por ahí, sí. Los tampones vienen bien en muchísimas situaciones, los uso incluso cuando duermo en casa de mi hermana para no escuchar a mis sobrinos.

Pudiendo elegir, prefiero no escuchar ciertos ruidos durante la noche. Me sorprende lo poco que los usa la gente. Muchos dicen que les molestan, pero creo que eso es porque no se han acostumbrado.

Lo segundo es aparcar a favor del viento.

Esto puede parecer super obvio, ¿verdad? Pues la gente no lo hace.

Además de que seguro que tenéis un vehículo mucho más aerodinámico que mi Nissan Cabstar.

Esto lo aprendí, y lo empecé a poner en práctica, cuando estuve en Tenerife, más concretamente en el sur.

¿Tú ya lo practicas?

Más consejos como estos en mi libro.