¿Es fácil vivir en furgoneta? ¡NO!

¿Es fácil vivir en furgoneta? ¡NO!

artículo escrito por Javier Barcelona (@dosnomadas_com)

Antes de cambiar de vida fantaseaba con una idílica puesta de sol, una cerveza fría en una mano, un buen libro en la otra y un horizonte de montañas que mi vista no puede abarcar entero por delante.

De fondo suena algo, para mí, tan sugerente como el Pipeline de The Alan Parsons Project. La vida en furgoneta es lo más ¿Verdad?

¡Te vas olvidando! ¡Me oyes!

¿Cómo dar el salto?

No es fácil. Sin entrar en la parte de cómo te ganas la vida (que eso tiene su miga y da para otro artículo largo) hay algo realmente más importante ¿Elegir la furgoneta? No, eso es casi lo último.

El momento clave, la hora de la verdad, EL MOMENTO, es algo menos físico, es un estado mental y emocional: poner una fecha. Eso hace las cosas reales, te marcas un objetivo y un calendario.

En nuestro viaje por España tuve la oportunidad de compartir momentos con seguidores de las redes sociales que usábamos en ese momento y todos me hablaban en tono soñador y todos decían “Algún día…” y “Hace falta tener valor.” Entonces les decía que no, que no era necesario tener valor, pero el paso del tiempo me ha demostrado una cosa: sí, hay que tener un buen par para hacer esto. Estaba equivocado.

Recuerdo que era un 16 de febrero de 2016. Caminábamos por una pista de tierra que llevaba a la playa, nos filmábamos con una cámara de acción y decíamos: “Hemos decidido cambiar de vida, hemos decidido dar la vuelta al mundo.”

Aún no sabíamos ni cómo lo haríamos. Pero íbamos a hacerlo. Tampoco sabíamos la fecha, aún era algo difuso, pero ese veneno se extendía ya por nuestro cuerpo, el bicho. Queríamos ser más libres. Faltaba por determinar también el precio a pagar, porque todo tiene un precio.

Hacerlo real

En esa frontera mental, pero no real, permanecimos hasta el 23 de septiembre de ese mismo año. Ese día, ya por la tarde, nos hacíamos un selfie en una estación de servicio de la provincia de Toledo, sí, somos unos románticos, con nuestra futura casa con ruedas justo detrás. En nuestra web está esa foto, cansados pero felices.

Habíamos resuelto parte del asunto, pero no lo más importante. Eso vino unos días después, con La Vane ya aparcada en la puerta de casa. Había que dar el paso, había que saltar. Pasar de un estado mental a algo real.

Decidimos, tras mucho hablar sobre ello, que una fecha ideal sería el 10 de abril de 2018. En esa fecha se cumplía nuestro 30 aniversario de relación como pareja. Era el momento.

No dijimos nada. Todos pensaban que arreglábamos la furgoneta para “salir por ahí” pero en nuestra mente ya solo existía el 10 de abril de 2018. Mantuvimos la fecha en secreto para no causar más angustia de la necesaria a la familia y también, no nos engañemos, para evitar tener que estar respondiendo a preguntas o cuestiones incómodas.

Migrando a lo digital

Durante esos meses de bricolaje intensivo también se produjo una progresiva transición a lo digital, a Internet y sus posibilidades. En mi caso no fue complicado, aunque ya medio siglo de vida me contempla soy de esos que vieron nacer este milagro cibernético.

Desde el principio me atrajo con fuerza. Recuerdo que las primeras conexiones domésticas se empezaron a comercializar en España allá por 1996… en 1998 colgaba mi primera y primitiva web en la red de redes. Había nacido otro de los amores de mi vida.

Hasta hoy me he ganado la vida creando páginas web y tiendas online, esto último, el comercio electrónico, es mi verdadera pasión dentro de Internet. Digo hasta hoy puesto que hace unos pocos meses decidí dar otro salto al vacío, dedicarme a desarrollar mis proyectos personales y dejar de hacer cosas para terceros. Cruzo los dedos… cruzadlos por mí.

¿A cuánto estás dispuesto a renunciar?

La vida en furgoneta no es mejor que la que ahora llevas, no te engañes, es diferente pero no mejor. Lo que la hace mejor es como tú la percibes, y para percibirla como tal debes renunciar a muchas cosas para disfrutar de otras. Repito, no te engañes, no todo es bueno y fácil.

“No podría vivir sin mi sofá”. He escuchado esto tantas veces. Hay quien no puede renunciar a su sofá o a su programa de TV favorito, o a la TV directamente. Si piensas así vivir en furgoneta no es lo tuyo, te vas a quemar muy pronto y volverás a casa.

En la nuestra no teníamos TV desde 2011, año en que decidimos que ese aparato restaba mas que sumaba. Fuera TV, a venderla por eBay (aún no había Wallapop).

Imagina pasar de un piso de 60 metros cuadrados con cientos de cosas metidas en sus habitaciones y armarios, a vivir en una furgoneta cuyo espacio vital se reduce a tan solo tres. El día que lo dejamos, el 10 de abril de 2018… (sí, cumplimos la fecha) fue una auténtica locura.

Descubrir el minimalismo

Recuerdo que salimos con la furgoneta hasta los topes, esa noche caímos rendidos. Había puesto un maletero de techo con un volumen de 400 litros que iba lleno hasta los topes de cosas, costaba cerrarlo.

Poco imaginaba que cinco meses después en un pueblo de Galicia, un tipo de Vigo vendría a buscarlo porque nos habíamos desprendido de tantas cosas que ya iba vacío.

En estos dos años y pico hemos reducido, aún más, la cantidad de cosas que llevamos, dando esto como resultado algo increíble ¡Nos sobra espacio! ¡En una Vanette!

Tu casa tiene ruedas

Dimos el salto a lo bestia, sin red de seguridad. El día que cerramos la puerta de nuestro piso y entregamos las llaves, tras despedirnos de todos y cerrar la puerta de La Vane nos dimos cuenta de la realidad de las cosas: esa era ahora nuestra casa. Ya no vivimos en una vivienda convencional. No hay plan B. Nuestra casa es una furgoneta de 1994 que acelera de 0 a 100 en dos días.

Siempre pongo en esa situación mental a quien me dice que quiere dar el salto, no lo hago a malas, lo hago porque entiendo que por lo general se idealizan las cosas, y eso no es bueno, hay que tocar con los pies a tierra. Esto no es para todo el mundo ni todo es tan bonito como se puede ver en los vídeos de YouTube sobre este modo de vida. El #vanlife lo llaman.

Entonces… ¿Saltas o no?

Si tienes ganas de tener algo más de libertad, no te importa renunciar a cosas como una ducha caliente larga o tirarte en el sofá los domingos por la tarde, o pasar de vivir en un piso a un espacio donde quizás no puedas ni ponerte de pie… a lo mejor esta es tu vida soñada.

A mí me da más de lo que me quita. De hecho mientras escribo este artículo para el Sr. Mendia (que me tiene esclavizado, paga una miseria) llevo unas semanas en un piso y ya estoy que me subo por las paredes. Por suerte en unos días nos lanzamos a la carretera de nuevo.

Si después de leer todo esto aún quieres saltar, tienes un problema mental. Bienvenido al club.

Ah, una cosa. En realidad lo de la cerveza en la mano pasa más a menudo de lo que piensas, pero tampoco soy yo mucho de postureo o de meter ideas no realistas en la mente de la gente. Depende de ti que disfrutes de esas cosas o no, pero lo mejor para uno no es siempre lo mejor para los demás.

Por responsabilidad, no vendamos humo.

#realvanlife

Si queréis conocer más a fondo las aventuras de Javier y Cristina, echar un vistazo a dosnomadas.com o haceros con una copia de su libro que tanto me ha enganchado. Se llama Salto al Vacio.


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