En el aire por siempre

En el aire por siempre

Artículo escrito por
Evelyn Denise Ponce
(@lodelanegraa)

Desde que tengo noción de lo que significa la palabra “viajar,” no dejo de tenerla como mi horizonte. Creo que todo comenzó desde esa primera vez que me subí a ese pájaro gigante con motor y me llevó a la experiencia que cambiaría mi vida: vivir cinco años de mi adolescencia en Estados Unidos

niñas con un avión
De niña junto a un avión

El haber salido de mi país natal, Argentina, y darme cuenta a tan temprana edad que hay un mundo entero por recorrer, me ayudó a dejar en claro que no puedo irme de aquí sin transitar por parte de esta tierra maravillosa.

Cuando volví a Argentina, a mis 17 años, comprendí que algo en mí había cambiado. Sentí en mis entrañas esa necesidad de ir a conocer todo eso que aprendí en la escuela o veía en las películas. Sabía muy bien que había otras personas que hablaban idiomas que yo no entendería o que comían platos extraños para mí, hasta tal vez contaban con costumbres absurdas pero llamativas a mi parecer. ¡Necesito ver todo esto cuanto antes! 

Debo decir que me considero una afortunada en tener esta pasión tan fuerte: fue, es y siempre será un tipo de prioridad, o tal vez, adicción para mí.

¡Llegó el momento!

En cuanto tuve la oportunidad, la tomé y después de una extensa entrevista para una de las aerolíneas más prestigiosas del mundo, me encontré viviendo en el Medio Oriente. La ciudad de Dubai se convirtió en mi medio hogar. ¿Y por qué mi medio hogar? Porque me pasaba la mitad de cada mes viajando de un continente al otro, dejando mi huella en cada rincón de las ciudades que formaban la red de vuelos de esta aerolínea. 

Azfata y viajera
En mis días de azafata, aeropuerto de Bangkok, Tailandia.

Mis ojos se convirtieron en la cámara más valiosa del mundo. Las horas de sueño en cada lugar eran una pérdida de tiempo. Mis papilas gustativas se hacían una fiesta, y mi corazón explotaba cada vez que me sentía en casa en un lugar desconocido. Conocí tantas historias de vida de personas cuyos nombres no voy a recordar, pero las conversaciones siguen tan frescas en mi memoria. Yo no puedo vivir sin esto en mi vida.

Adiós a mis días de Azafata

Una vez llegada la famosa pandemia, este estilo de vida llegó a su fin. Un fin sin sorpresa, ya que después de nueve años, el fin lo iba a buscar yo. Con el tiempo, el ser azafata se ve reflejado en tu salud. Mucho tiempo en un ambiente artificial, horarios cambiantes y turnos de horas extensas. 

Yo no podía dejar este viaje eterno, pero mi cuerpo me pedía que buscara otra forma y así funcionó el destino: tomó la decisión por mí y perdí mi empleo a causa del fuerte impacto a la industria aeronáutica.

Lago Kaindy
Uno de mis viajes preferidos: Lago Kaindy en Kazakhstan.

Ya hacía un par de años que buscaba una salida por mi cuenta y comencé a conocer un poco más sobre la vida digital. Yo quería seguir mis viajes, y una vez completada la etapa de azafata, quería continuar de forma independiente y a mi ritmo. Es por eso que comencé con mi plan viajero, estudiar y formarme como tutora de idiomas en plataformas digitales.

Trabajo online

Hace tres años que desempeño este rol a la par de mi vida voladora de entonces y ahora full-time. En los últimos tres meses logré generar mis ingresos dando clases de inglés y español, vendiendo productos a través de redes sociales y asesorando a colegas que buscan el mismo camino. 

Todo eso lo hice mientras viajaba desde Dubai a Bosnia (donde me radicaré de ahora en más), de vuelta a Dubai para hacer conexión (y una muy placentera de siete días) para luego viajar a Córdoba, Argentina de donde soy. Aquí pude disfrutar de mi familia por dos meses y pronto emprenderé el viaje de regreso a Banja Luka.

La vida es una mera sorpresa cada día, y los que tenemos el bicho del viaje muy dentro, somos los que se llevan la mejor parte. Yo me llevo haber pisado todos los continentes, 72 países, nadado en diferentes aguas, escalado varias cimas y me quedan aún miles de aventuras.

Sierras de Yacanto
Trabajando desde las sierras de Yacanto en Córdoba, Argentina.

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