UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD PARA VOLVER A SER JOVEN
Artículo escrito por
Mónica Correa Orozco
(@differentvanlife)
Hoy tengo 46 años, y una nueva oportunidad de retomar un estilo de vida que dejé en mi juventud ha vuelto a mí, la de ser nómada y viajar.
Mis comienzos
Cuando tenía 19 años empecé mis andaduras de viajera cruzando el charco, como se dice en mi país (Uruguay), cruzando literalmente hacia Argentina. Ese primer viaje marcó mi vida para siempre, ya que crucé en autobús para ver mi primer concierto de los Rolling Stones por el año 1995, y que gracias a ello se instaló en mí unas ganas enormes de viajar.
Mi segundo viaje también fue a Buenos Aires, Argentina, a ver otro concierto espectacular de los AC/DC marcando aún más a fuego mis ganas de viajar. En este segundo viaje ya no iba solamente a ver un concierto, también iba a pasar unos días recorriendo la ciudad y conociendo viajeros en el hostal más barato que había encontrado. Pasaron dos años en los cuales viajaba cada mes a Buenos Aires o a Brasil, sobre todo a São Paulo, donde disfrutaba de espectáculos musicales, de buenas sambas brasileñas y del mejor espectáculo de blues de toda Sudamérica.
Cambios arriesgados
Había llegado ese momento tan esperado y deseado, un día llegué a casa de mi madre y le dije «mamá me voy a vivir a Chile», con tan solo 22 años ya había viajado por Argentina y Brasil sola, sin acompañantes ni viajes concertados directamente a la aventura.
En Chile (1998) viví experiencias únicas, como por ejemplo una adopción de una maravillosa familia en Antofagasta, donde pasé un mes entero con una familia que me adoptó después de hacer dedo en pleno desierto, y que uno de los integrantes de la familia me diera el aventón hasta la ciudad. O poder viajar en una camioneta Ford 4×4 con un brasileño aventurero llamado Marcelo que compartió unos días conmigo su proyecto de viajar desde São Paulo, Brasil hasta Alaska.
El regreso en busca de otras aventuras
Después de estar viajando durante casi un año por el norte de Chile, desde la ciudad de Santiago hasta Arica, la última ciudad del norte chileno, tocó regresar a mi país, donde la vida me dio un cambio radical enamorándome y siendo madre, otra forma de aventura.
Cuando mi hijo tenía tan solo unos meses, comenzamos a sufrir una de las crisis económicas más graves de mi país; el famoso corralito argentino repercutía con fuerza en Uruguay, lo que hizo que nos replanteáramos qué hacer, si seguir intentando salir adelante en nuestro país de nacimiento o buscar un horizonte en donde dar otras oportunidades a nuestro hijo. Y así fue como en el año 2003 llegamos a España y hoy, después de 19 años viviendo en la comunidad valenciana, puedo decir que esa decisión tomada fue toda una aventura y un acierto.
Hoy, a mis 46 años, tengo nuevamente la oportunidad de retomar aquella vida de viaje y trabajos esporádicos que me hacían tan feliz. Aunque haya sido madre, y soy consiente de que lo seguiré siendo toda mi vida, hoy es momento de retomar mi tiempo de “juventud” y volver a la carretera. El año pasado (2021) en plena pandemia, cerré mi tienda de jardinería, entregué mi piso y me mudé a una furgoneta camperizada por mí.
Tengo muchas ideas en la cabeza, un proyecto que está a punto de empezar y muchísimas ganas de moverme.
Es cierto que estoy un poco nerviosa, que algunos temas me tienen en vilo y que no están en mi mano poder resolver, como la guerra o los conflictos, porque un día sales con tu proyecto en mente, pero nunca se sabe qué ocurrirá en el camino.
Lo que sí tengo claro es lo que dijo el filósofo griego Heráclito de Éfeso, en una frase tan rotunda como cierta, “Todo fluye, nada permanece”.
Todo está en constante movimiento y si asimilamos que esto es verdadero, sabremos que no podremos pretender que nada cambie o vuelva a ser como antes.
Lo importante para mí no es lo que podría pasar mientras viajo, sino lo que me pasa mientras vivo. Y más aun sabiendo que mi proyecto es todo un reto ya de por sí, una locura que hace tiempo se está gestando en mi cabeza.
La locura empieza en 3, 2, 1…
Para ser simple os diré que la idea inicial es salir desde Valencia en mi furgoneta y llegar a China con ella. Viajar por dos continentes con una furgoneta, mi casa a cuesta y mi fiel compañera Huma, una perrita de 10 años.
Pero este no será un viaje de turismo, no hablaré de las ciudades ni los lugares más vistos en Instagram, sino todo lo contrario.
Tengo varios proyectos contactados a los que quiero visitar, quiero ayudar aportando mis conocimientos sobre agricultura ecológica y realizar trabajos en colaboración. Así podré ir enseñando cómo es vivir en una ecoaldea, llevar una granja ecológica familiar o cómo es pasar de la ciudad al campo de forma sostenible y viable en otras partes del mundo.
En cada país que visite trabajaré por intercambio y subiré a las redes todo lo que tenga para enseñar.
Pero como todo gran proyecto, lo primero es lo primero, y como comienzo quiero enseñaros todas las opciones que hay en España. Sí, aquí en esta España tan dividida y caótica que hoy estamos viviendo. Son muchas las personas que se han animado a dar ese paso y yo quiero contar cómo fue. Quizás tú estés en esta misma encrucijada y lo que comparta te pueda ayudar. Nos vemos en breve en la carretera.
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