Artículo escrito por 
Inma Tortosa Egea
(@im_ma_26)

Toda persona que se considera “nómada”, tiene un momento en la vida en el cual algo en su mente se activa, como un “clic” de un botón; y le hace cuestionarse si todo lo aprendido e inculcado por la sociedad es la única opción correcta y posible a la cual ceñirse.

Se cuestiona si esa manera de vivir es la que quiere y, sobre todo, si esa manera es la que a él o ella le hace feliz.

A ese justo momento yo le llamo “el despertar”.

He decidido llamarle de esa manera porque en el momento en el que empiezas a cuestionarte ciertas formas en las que estableces tu vida, es el momento en el que despiertas de la utopía que nos han marcado como forma de vida adulta.

El cambio

Pues bien, en mi caso, este “clic” empezó mucho antes de que descubriera que se podía vivir de forma completa, plena y feliz en una furgoneta.

Fue en el momento en el que firmé un contrato indefinido de trabajo y también un contrato de alquiler de un piso.

Justo ahí fue cuando en mi cabeza empezaron a retumbarme preguntas como: ¿y ya está?, ¿así es como va a ser mi vida a partir de ahora?, ¿no voy a aspirar a más?

Siempre había tenido el sueño y la ilusión de recorrer muchos países, aprender nuevas culturas, perderme por grandes montañas y, sobre todo, de dejarme llevar en cada viaje sin tener que controlar cada situación por un reloj.

Viajar en furgoneta

Tenía apenas 24 años cuando esto sucedió. A pesar de tener estabilidad económica e independencia, no sentía que estas dos cosas, las cuales siempre me habían dicho y yo siempre había creído, eran lo más importante, me hacían feliz, ni tampoco me permitían viajar, conocer, experimentar y tener tiempo de calidad para lo que siempre había soñado.

De hecho, me costaba mucho llegar a fin de mes y ya ni os cuento ahorrar dinero para hacer algún viaje en vacaciones. Esto era algo que me frustraba muchísimo.

Fue entonces cuando descubrí lo que era viajar en furgoneta y tener lo necesario en tu vehículo para funcionar diariamente; además, resultaba muy económico.

La verdad es que me encontré con un mundo alucinante que me cambió por completo la visión de lo que era viajar.

Desde entonces, empecé a hacer escapadas de fin de semana y viajes un poco más largos en vacaciones con una furgoneta muy pequeña. Una que con solo cuatro maderas te hacías un cajón de lo más mono y, además de la cama, tenías hasta un par de cajones.

Me parecía increíble que con tan poco pudieras tener tanto. La idea de que con mucha organización, las cuatro cosas que caben en una mochila, y mucho trabajo diario de montar y desmontar el cajón para dormir, pudieras viajar donde quisieras con una libertad alucinante, era perfecta para mí.

Me di cuenta de que para vivir de esa manera no necesitaba cobrar más dinero, ni comprar más cosas innecesarias, ni tampoco firmar contratos indefinidos, y sobre todo me di cuenta de que sí es posible vivir en una furgoneta.

Lo único que necesitaba era un vehículo más grande para convertirlo en un hogar cómodo y práctico, en el cual pudiera tener más espacio, ir de pie y cocinar tranquilamente.

La vida viajera

A día de hoy, después de varios años de furgonetas minis, pisos de alquiler, unos cuantos trabajos diferentes, mucho esfuerzo y bastantes quebraderos de cabeza, decidí lanzarme a vivir viajando.

No fue fácil la decisión, ya que tenía un trabajo al que le había invertido muchas horas de estudio. Era para lo que siempre me había preparado, pero no podía posponerlo más tiempo, sabía que había llegado el momento de hacerlo.

Así que pusimos una fecha de salida, lo preparamos todo, renunciamos a trabajos y pisos de alquiler y decidimos que por un año íbamos a vivir viajando, recorriendo España y parte de Portugal.

Lo mejor de todo es que las dudas y los miedos de vivir viajando que durante años me habían provocado tantos dolores de cabeza, ahora que estoy en movimiento, ya no existen. Porque cuando vives en movimiento aparecen infinidad de oportunidades que eran imposibles planificar o plantearte.

Sé que ahora he elegido bien y sobre todo ahora sé que no será solo por un año.

Lograr tus sueños

Las mejores oportunidades solamente pasan si decides dar un pie al frente, si sigues ese instinto que se despierta de repente y te dice que existen muchas más opciones de vida.

Así que si estás leyendo esto y aún tienes dudas o miedos, de corazón te digo que te lances sin pensarlo, al menos lo habrás intentado.

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